Cánticos de fe y de esperanza, en silencio o a viva voz, se escurren entre el humo de una atmósfera rebosante de incienso, mientras la imagen del Señor de los Milagros, cargada sobre los hombros de sus fieles, transita las calles y las avenidas del Centro de Lima, acariciando las lágrimas, los gritos y las oraciones de la marea morada que, emocionada, ansía su llegada a la Iglesia de las Nazarenas. De forma religiosa. Desde hace 333 años. No importa la condición social. Todos celebran con la misma pasión la procesión del Cristo Moreno.
Cánticos de fe y de esperanza, en silencio o a viva voz, se escurren entre el humo de una atmósfera rebosante de incienso, mientras la imagen del Señor de los Milagros, cargada sobre los hombros de sus fieles, transita las calles y las avenidas del Centro de Lima, acariciando las lágrimas, los gritos y las oraciones de la marea morada que, emocionada, ansía su llegada a la Iglesia de las Nazarenas. De forma religiosa. Desde hace 333 años. No importa la condición social. Todos celebran con la misma pasión la procesión del Cristo Moreno.