La conversión de la huella

La conversión de la huella (2018-2019)

Fotografías análogas intervenidas con lejía y tinta

El proyecto “La conversión de la huella” trasmuta la percepción tangible de la naturaleza interviniendo imágenes fotográficas analógicas alterando los componentes químicos esenciales de dicho soporte en los aspectos morfológicos y formales. La destrucción y mutación de sus propios componentes la alejan de su tradicional rol de representación, de ese modo se crea una línea más delgada entre la fotografía y la pintura, que se han visto comparadas en la historia del arte moderno y contemporáneo.
La obra toma el proceso de intervención fotográfica como una analogía entorno a los cambios climáticos donde la materialidad del planeta ha sido alternada por el ser humano desde el Antropoceno, variando nuestra superficie terrestre y la percepción del paisaje.
El proceso de “La conversión de la huella” empieza con fotografías de copia cromógena intervenidas con lejía. Este líquido ejerce un poder removedor y desprende fortuitamente los componentes químicos de su soporte, luego estos espacios en blanco o lavados son reemplazados por pigmentos.
La lejía compuesta por sales alcalinas y cloro es corrosiva y trasparente, logra ser destructiva y silenciosa sobre la imagen fotográfica. La lejía desinfecta, borrar las manchas, para eliminar rastros y así empezar en blanco. Con el vacío visual que genera se permite crear una nueva oportunidad para el paisaje, que donde las imágenes de La conversión de la huella surgen surreales, fantasiosas, mágicas y a la vez siniestras.

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    La conversión de la huella (2018-2019)

    Fotografías análogas intervenidas con lejía y tinta

    El proyecto “La conversión de la huella” trasmuta la percepción tangible de la naturaleza interviniendo imágenes fotográficas analógicas alterando los componentes químicos esenciales de dicho soporte en los aspectos morfológicos y formales. La destrucción y mutación de sus propios componentes la alejan de su tradicional rol de representación, de ese modo se crea una línea más delgada entre la fotografía y la pintura, que se han visto comparadas en la historia del arte moderno y contemporáneo.
    La obra toma el proceso de intervención fotográfica como una analogía entorno a los cambios climáticos donde la materialidad del planeta ha sido alternada por el ser humano desde el Antropoceno, variando nuestra superficie terrestre y la percepción del paisaje.
    El proceso de “La conversión de la huella” empieza con fotografías de copia cromógena intervenidas con lejía. Este líquido ejerce un poder removedor y desprende fortuitamente los componentes químicos de su soporte, luego estos espacios en blanco o lavados son reemplazados por pigmentos.
    La lejía compuesta por sales alcalinas y cloro es corrosiva y trasparente, logra ser destructiva y silenciosa sobre la imagen fotográfica. La lejía desinfecta, borrar las manchas, para eliminar rastros y así empezar en blanco. Con el vacío visual que genera se permite crear una nueva oportunidad para el paisaje, que donde las imágenes de La conversión de la huella surgen surreales, fantasiosas, mágicas y a la vez siniestras.

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